Encontré
de casualidad
tus planetas perdidos
y
miré tus pasos
y sentí la sal
de tu camino
bordeado de gaviotas.
Corrí
bajo tu lluvia
de esa tarde
y me sequé
con los frutos
de tu cerezo
y me dormí
sin contar los pasos.
Salté
me fui
a otra galaxia
siguiendo
tu estela de plata
colgando de otro planeta
y es así
que salto
que no llego
y no importa
el salto que dé
siempre sé
que salto
cada vez
un poco más.
miércoles, 7 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario