miércoles, 7 de julio de 2010

Piano y sol

No quiero caminar sobre el piano
como ella lo hacía, descalza de luna...

Me acuesto en las hojas blancas
Vacío de palabras
sino solo superfluas voces asoman
por entre mis taladros de techos
para decirme que detenga
la marcha de mi casco inestable.

Pero la lluvia de entonces
como estas teclas pálidas hechas de tazas de té

Y me retiro al rincón de sombra y hielo
a incendiar los cristales
a dar fuego a las voces
a quemar las moléculas ya viejas.

Y acaso las aves en los charcos
los giros de su cabello en el sol
los diamantes en su ventana

y las teclas que arranco

y el alcohol insano borrando las tintas
pasadas de agua y hervor necio
en el rincón polvoriento
que nadie toca.

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