Y la mañana. Esa mañana.
Del destemplado sol que voy armando con los harapos del sueño que abandoné.
Las alquimias.
Salir con mi pan mojado en lluvia
a destrozar todas las mesas
todos los convites
todo
por un instante de la última sobriedad
en que
sinrazón o conrazón apago las velas de las últimas naves
que retozan en el oriente
amalgamadas de blanquez errónea
y desamarrar
las locuras
los desiertos de sal
los mares aéreos
los pájaros mudos
porque
esta canción arranca el desvelo
el último desvelo
de mi insobriedad
miércoles, 7 de julio de 2010
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