Van por la calle
sin patria, apenas el nombre;
siempre pensando los barcos
las velas, el horizonte,
las aguas y la madre buscada
por los confines
pero no hay patria
por rechazo o por perderse simplemente,
no hay puerto amado
al que se pueda volver;
el tiempo toca todo
y los hombres se sienten débiles.
Dibujan pirámides en el aire
para eludir la muerte.
De esto los exiliados anotan
en innecesarios papeles que se les caen,
olvidados por estaciones que se vacían,
silenciosos por lugares que desconocen el silencio.
El universo vibra cada vez más fuerte,
los huracanes se llevan a las gentes
y la turbamulta se escinde de los pocos
que se pierden, que caen, que gritan
por no llevar el uniforme que exigen las noches iguales
en la espera de lo que nunca ya ocurrirá.
domingo, 27 de mayo de 2012
sábado, 26 de mayo de 2012
Niños de palabras
Cada uno su playa blanca.
Solo nos miramos en algún reflejo lunar.
Las noches de ese color,
noches que repiten el color de otras,
noches diamantinas,
impenetrables, densas,
todo el follaje de las bocas almidonadas,
ennegrecidas, silenciosamente locuaces
en la noche, los diamantes
que valen por su ausencia
en las fiestas de los Otros.
Cada uno sus melodías
de los días lejanos
pisándose
las huellas de cada lado
de cada playa
que pierde su equilibrio
solo por seguir el vértigo
y las dos manos
que llevan algo escrito, apretado,
los niños de palabras
que somos en las caídas.
II
La toda noche
el todo día
empiezan en el mismo punto,
en el adiós,
en el sueño de algunos,
en las vigilias de los Otros.
La nochemadre,
la noche savia
latiendo en el hielo,
superando la era,
endureciendo la piel
para la galaxia que estalla
todo el tiempo
interminable
y tu día
intentando las fronteras de la mirada
los colores inauditos de los místicos
la veda de los que quedan de la orilla equivocada.
III
Las uvas de la mañana
enredadas a toda la casa
Solo nos miramos en algún reflejo lunar.
Las noches de ese color,
noches que repiten el color de otras,
noches diamantinas,
impenetrables, densas,
todo el follaje de las bocas almidonadas,
ennegrecidas, silenciosamente locuaces
en la noche, los diamantes
que valen por su ausencia
en las fiestas de los Otros.
Cada uno sus melodías
de los días lejanos
pisándose
las huellas de cada lado
de cada playa
que pierde su equilibrio
solo por seguir el vértigo
y las dos manos
que llevan algo escrito, apretado,
los niños de palabras
que somos en las caídas.
II
La toda noche
el todo día
empiezan en el mismo punto,
en el adiós,
en el sueño de algunos,
en las vigilias de los Otros.
La nochemadre,
la noche savia
latiendo en el hielo,
superando la era,
endureciendo la piel
para la galaxia que estalla
todo el tiempo
interminable
y tu día
intentando las fronteras de la mirada
los colores inauditos de los místicos
la veda de los que quedan de la orilla equivocada.
III
Las uvas de la mañana
enredadas a toda la casa
miércoles, 9 de mayo de 2012
Vidagrís
La ventana podía ser un ala
pero no,
no acá;
la ventana se llena de vidagrís,
los bostezos de los árboles solitarios,
los pájaros que no pueden oírse,
las aguas que mueren a mediodía
perdidas, calladas;
todo es la vidagrís,
el edificio más alto
de los que recorren
los vacíos de las historias,
los capítulos innecesarios
de ir en distinto orden
por cada habitación
del mismo lugar que se repite
(en todo)
en espejos secos de invisible arena.
pero no,
no acá;
la ventana se llena de vidagrís,
los bostezos de los árboles solitarios,
los pájaros que no pueden oírse,
las aguas que mueren a mediodía
perdidas, calladas;
todo es la vidagrís,
el edificio más alto
de los que recorren
los vacíos de las historias,
los capítulos innecesarios
de ir en distinto orden
por cada habitación
del mismo lugar que se repite
(en todo)
en espejos secos de invisible arena.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Un nombre en el Viento
En el día
ella es inabarcable.
Su vestido
no conoce un fin en esta orilla,
llena de ecos de almas.
Camina
y siempre está lejos,
en el espejo,
en el otro extremo de esta mirada,
en un cuadro perdido
del más increíble pintor que nadie sabe;
en la vibración de las olas;
en el sueño que nunca separa al alma del universo,
el sueño que espera
a que junte las lumínicas manos
con todo el oro que nadie tocó jamás,
y se vista
de espuma
en la neblina del silencio,
con los labios dulzorados
de palabras de idiomas infinitos.
ella es inabarcable.
Su vestido
no conoce un fin en esta orilla,
llena de ecos de almas.
Camina
y siempre está lejos,
en el espejo,
en el otro extremo de esta mirada,
en un cuadro perdido
del más increíble pintor que nadie sabe;
en la vibración de las olas;
en el sueño que nunca separa al alma del universo,
el sueño que espera
a que junte las lumínicas manos
con todo el oro que nadie tocó jamás,
y se vista
de espuma
en la neblina del silencio,
con los labios dulzorados
de palabras de idiomas infinitos.
La niebla de las voces
De la pared
la lluvia
naciendo
con sonoras ramas
que escapan de mi escape
que llegan primero
a la frontera...
el mar
la lluvia
naciendo
con sonoras ramas
que escapan de mi escape
que llegan primero
a la frontera...
y me apresan,
y me tuercen la mirada,
a través del acuático cristal
que separa mi alma de las almas
y ahí si,
cediendo un poco del horizonte
que me queda en los ojos,
el mar
y todas las auroras perdidas.
Barca
Una barca llena de soles
en tu pollera
en tu boca
y el resto es perfume
del sonido de un parpadeo,
y la miel entonces,
en los ojos,
con los soles desparramados.
Y la barca
meciéndonos sobre el mar,
la vidamar,
los ojos,
y los puertos amarillos
para esta tarde que cae,
en busca del otro lado
en tu iris
y en el mío.
en tu pollera
en tu boca
y el resto es perfume
del sonido de un parpadeo,
y la miel entonces,
en los ojos,
con los soles desparramados.
Y la barca
meciéndonos sobre el mar,
la vidamar,
los ojos,
y los puertos amarillos
para esta tarde que cae,
en busca del otro lado
en tu iris
y en el mío.
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