la lluvia
naciendo
con sonoras ramas
que escapan de mi escape
que llegan primero
a la frontera...
y me apresan,
y me tuercen la mirada,
a través del acuático cristal
que separa mi alma de las almas
y ahí si,
cediendo un poco del horizonte
que me queda en los ojos,
el mar
y todas las auroras perdidas.
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