sábado, 31 de marzo de 2012

Derredor

Crescendo imperturbable de tu égida,
omnisciente levedad de lo que aleja,
lo que abandona el gigante,
lo que sobra de la tarde,

la sonrisa, dulcísima, anterior
a estos cuervos de ocaso, de sangre,
rechazo de las antítesis de un color
y el otro,
negado a un ojo,
el olvidado de una vez.

lunes, 26 de marzo de 2012

Los reflejos

Siempre estuvimos
todos los rincones de la casa

cada espacio
cada milímetro dividido
para mañana un espacio más
y así siempre

un simple otoño repetido
por todas las miradas del sol
y la distancia
y los colores que quedan
con cada olvido
cada persistencia
que siempre creí así.

Una canción inocente
cada verano.

Llanura de tarde

Siempre llego tarde
adonde otros ya están,
de mucho antes

siempre más sucio del camino,
más vacío de palabras,
más perdido por todo lo que hay
y otros tan serenos, y calmos,

suerte tremenda
la de los dos.

Invisibles

I

Sin ventanas
sin lunas
sin soles

los días innecesarios
en que escribe las paredes rotas
de tantas paredes apiladas

arabescas medidas
un punto marcado con los ojos
cada vez más ínfimo

el afuera crece
en la magnitud que las cosas separan.

II

Universos sin guardar,
pálidas noches de cansancio sin sentido;

él traza los bordes blancos
en las cosas que más ama
y alguna ella pide silencio a la plegaria;
de idiomas distintos,
en la babel más infame.

Universo uno de los rizos de la tarde,
el otoño todopoderoso de los perfumes olvidados;

universo dos
la misma desesperanza
que ya ni las mentiras lo soportan.

Universo tres
de caído en la cama,
pensando solo en la ventana
que ahí, quieta, nada dice
y entonces
caído en la cama,
nada sucede
ni sucederá

hasta el siguiente universo
que pronto olvidaremos todos.

III

El mundo estático
este momento
de canciones que nos quiebran
que nos rompen
por un instante todo quieto

instante mirar todo

del mar
al mar,
de orilla
a la más distante piedra en la arena

la estática de los astros,
el dibujo imposible
de todas las ruinas juntas
aplastando los palacios
en la ceremonia secreta de la locura
de todo el mismo punto
y otra vez.

Violenta estática
de cerrar el puño mundo,
manchar el futuro de sangre.

IV

Sin nombre
nada pueden hacerte,
sin número,
sin posesiones,
sin piel, ni carne;

parecerte a la nada
en el desprecio de la existencia de las amarras,
pudiendo ser todos lados
al desamarrarte, al dejarte, al soltarte
todo lo que la gravedad ama,
y hiere en su casa de piedras
que nunca huirán, que nunca
sino con los años de volverse polvo

y querés todo ya,
todos los lados
de tu no cuerpo,
tu huida infinita
para ver todo
y ya no tener nada para.

jueves, 15 de marzo de 2012

Otoño

Otoño en las vías del tren.

Volver a buscar el sol,
esquivo,
entre las sombras de la ciudad.

La gente pasa en el contraluz
de nuestro estar así, perdiendo el tiempo,
buscando una palabra para este día,
con los sentidos invertidos,
corriendo entre las sombras que son gente
buscando una luz,
una palabra,
la misma cosa.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Vacíos

Colgados del techo
quedan los vacíos
con las marcas de las sombras
de algunos días
y otros no tanto;

agua camino
por entre las ramas secas
de los nombres que apenas sé
y el techo
está cada vez más cerca.

Justo
como las ausencias
de las palabras
para acercarse a algo.

lunes, 5 de marzo de 2012

Los asesinos

El alma en espiral
por las manos

(en medio de la noche del desierto)

el fuego crepitando de los silencios
y los aprendices que pueden morir ahora
frente a las manos del alma negra
que se escapa y busca las vidas,
los amaneceres de los muertos
que aún añoran,
que se llevan átomos al límite
de todas estas cosas que son días y noches
la experiencia carne y sol,

los aprendices caen en el sortilegio
y danzan humeantes, descalzos,
los pies quemados por las brasas,
los sonámbulos que saludan al brujo
que reformula su misticismo
con sus muertes
su quedar en las garras de las águilas
que durante el día
no sabrán de hechizos
sino de historias repetidas.

domingo, 4 de marzo de 2012

Dos orillas

... en medio de las repeticiones incontables del cielo
y sus espejos rotos,
los dos, los ¡Salvame! desnudos,
llenos de las marcas de las sombras de los dias
y la pintura aérea de las manos que se tienen
para toda esta tarde, esta noche,
este alba tardío en que el sol no llega más
y se duerme con el azul que se queda
que se vuelve el techo sin fin de estas dos islas,
desnudas, llenas de sal en los bordes,
en los labios el viento
y los pájaros por los cabellos entrelazados,
dormidos en la brisa,

desarmados los brazos
por todo el otro costado,
las sombras blancas
y el mensaje en la arena
que se va,
con las olas

se va
entre dos orillas
que intentan,
que miran,
que se saben...