miércoles, 27 de octubre de 2010

Noir

Atravesé la ventana con todos sus cristales que me siguieron calle abajo.

Los neones me miraban, con los vidrios danzantes en mis círculos.

Un lobo aulló negro y sentí que era necesario prender un cigarro
y humear largamente, quizás hasta ahogarlos a todos.

Imaginé una gabardina larga que tocaba el suelo o quizás no quizás aún más,
la gabardina más larga del mundo que me dejaba atascado en esa ciudad para siempre.

No tenía arma, así que me la pinté en los dedos. Era el arma más imponente de todo el condado.

No había gente, así que la imaginé hecha de carne de vaca
y yo la desangraba a balazos.

No había humo, el cigarro nunca pudo ser encendido. Mi encendedor carecía de átomos.

No había ciudad, los átomos se habían ido, me habían traicionado.

No había nada,
ni siquiera mi mano pintada, ni mi reloj de alambres.

No había negro, sino ese color parduzco
de esas noches que se repiten en la misma viscosidad
del ahora mismo ya, en la electricidad que no existe.

lunes, 25 de octubre de 2010

Imaginería


I


Tierra
a vuelo de pájaro

Los seres,
distan las líneas necesarias
para un nombre desde la única montaña.

Las alas se acarician en el viento
la mirada recorre todos los seres en la quietud
del símbolo perfecto bajo los dos soles,
redondeando todas las líneas
en el cenit de toda la tarde junta

Los seres intentan la sincronía
de estar en todos los puntos,
en aquel lejano lugar
donde el sol no se oculta jamás.


II


Desbandada de pájaros
y adónde irán
nadie sabe
pero atraviesan todos los instantes
de todos y dramatizan cada tarde
cada noche, cada mañana
solos
los pájaros abrazan el celeste en la locura
de querer soltar el cielo mismo
agitando tanto las alas
que todos a la vez
si pudieran
que todos a la vez pierdan un cielo
para saber que nada está tan lejano.


III



Toda la tarde en la boca que una vez
la tarde en la boca,
y en el aroma a otoño
con el murmurar de una voz
que alegremente se escondía entre os árboles o no así
pero
el sabor en la boca
que se repite ahora, con el sabor del tiempo
la experiencia y los tantos tonos juntados en la mirada
los tantos tonos de cielo para saberse éste
que hasta ahora no se había repetido

Toda la tarde en las manos que aquella vez supimos
toda la tarde con su gente que iba a sus quehaceres misteriosos
mientras agitábamos el tiempo hasta marearlo
y nos tendíamos en la floresta
en la espera de que ella saliera de detrás del árbol
y nos juntara las manos
formando la hora perfecta
en el círculo de los cuerpos calmos
apisonando el cielo de pura risa
y esperando por el nunca
el nunca jamás que esto no.

Nunca jamás que esto no.


IV


Un grito desde lo oculto del bosque
donde la simple mirada no toca
donde los hombres no son hombres sino almas con carne
recubriendo la desnudez de la blanca sinceridad.

Y el hombre celó el alma
y quiso una, y quiso el oro de las almas
y buscó los tesoros por toda la piel
cuando los tambores se sacudían de miedo.

El hombre celó el alma y aún la busca,
allí oculta
donde la mirada no toca
donde el fuego es silencioso
y llama a a los iniciados
de alma a alma
de algo más que oro
de algo más que carne...


V

¿Qué vio ese primer hombre que se maravilló de las estrellas?
Ese primer hombre sigue mirando
cuando todos los que pasaron detrás de la escena;
cuando todos los animales que lo ignoraron
cuando todos los hombres que lo tomaron por estatua.

Y la guerra y la sangre y el fuego detrás
y la lluvia y el día
y la sequía y la inundación
y todos los hombres que intentaron un nombre para el
que no quería nombres
que no quería muertes
que no quería las demás cosas
sino solo

cielo

y estar ahí, como siempre.

Ese primer hombre sigue mirando
y ya se está volviendo niño otra vez.



VI

Quiero de cada casa
una ventana
para cada mañana abrir
un cuadro distinto
que le de color a mis huesos
y a mis páginas inútiles
sin todos los colores
que pudieran existir.

¡Quiero todos los colores sobre todas las pieles!

Y todas las alturas
y todas las depresiones
y todos los ángulos del sol
para pintarme el cuerpo
con el nombre del universo.


VII


¿Cómo será
un siempre caer
un vivir cayendo una vida
el arrojarse de una montaña que supere
la vida de los hombres mismos?

Una montaña tan alta
para caer siempre
hasta que la vida se apague de vida misma
sin rocas en el camino
solo ser hijo del aire
en una caída eterna
para nuestra pobre mirada
que llama infinito solo a lo que nos supera.

¿Cómo será caer para siempre?

Y ser aunque sea ese pájaro,
ese que aprendió a volar a medias...



VIII


Los peces hablan entre sí
y se dicen los miles de nombres del océano
preparando la fiesta
a la que todos están siempre invitados
a excepción de aquellos que se fueron
y ahora quieren volver;
los que están tan celosos
que los arrancan de allí
solo para hacerlos sentir el poder de los límites
que los peces no pueden entender.


IX


Solo una figura por semana
solo un cenit por semana tiene ella
solo una figura que no alcanza a temblar en el abismo
que se convence a sí misma
que hay un instante
para estar seguro
y ser único
mirando así, con la mano así
en el blanco y negro que sublima
la antigüedad hacia el futuro
de eso que un instante
de eso que tan perfecto
por el círculo de la imaginación
que se completa cada siete días.


X


En la medianoche
en la separación de los mundos
los hombres deciden su lado

y por esta vez
se reconocen,
por esta vez
se nombran con calidez
y con perfume extraño
de inicios y finales.

En la medianoche
despiertan por segunda vez los gatos,
en la medianoche,
los perros ladran a las estrellas inquietas.

Un hombre que viene se cruza
en la entrada de un bar
con un hombre que se va
y sus sacos
son los mismos,
solo de diferente color.


XI


Y un día los espejos
se cansaron de replicar.

Pero nadie se había dado cuenta.


XII


La luna eligió el azul
y era apenas su contorno en el aire
apenas los barcos la veían
pero es que era su vestido favorito
y estaba cansado del blanco y la platería imaginaria
que le habían ideado.

La luna quería seguir azul
aunque ya se alzaban las voces
ya se subían las escaleras
con ejércitos de hombres
que la necesitaban
que tan perdidos estaban.

La luna ya sentía el cosquilleo
sin haberla alcanzado una escalera.

Y ese vestido,
algún día yacerá hecho trizas sobre el mar
aunque digamos que no y tengamos escaleras
solo estamos sobre una madera
en el borde del mar.


XIII


Todo sucede todo el tiempo
cuando casi nadie mira.

Nunca alcanzo a ver
el escape de la palomas de la iglesia en ruinas;
nunca llego a ver las lágrimas en un puerto;
nunca sé que sucedió
entre dos ventanas blancas que se encontraron alguna vez.

¿Y si pudiera ver todo a la vez?
¿Y si el secreto llegara a su fin?
¿Y si tal vez este vacío se repite
con diferentes rostros y lugares y sabores?

¿Es todo tan simplemente lo mismo?

¿Qué hay detrás de la puerta?


XIV


Ir en la lluvia
llegar en la lluvia
viajar bajo el agua en recortes
hacia alguna puerta en el fin de una locura

¿Por qué disfruté esta lluvia en los labios?

¿Por qué sonó esa música en mis oídos?

Ah, sí, esa sonrisa
que me seca el alma inquieta
que aún reparte lluvia,
un poco de ese sabor
por toda la casa hasta dormirse
repitiendo el viaje
como una caravana imaginaria
hacia algún lugar sin explorar.


XV


El papel picado
se quedó en el aire
tuvo alas
y en el rebote de las luces
prolongó su voz hasta el sol.

La fiesta junto al río
prosiguió por escaleras imaginarias
que dejaban a los danzantes a distintas alturas
girando y riendo;
las espumas de las bebidas flamearon
y arrancaron porciones de aire para subirse también
y ondear junto a los danzantes que en ese momento
teñían sus ropas con su sabor.

El papel picado se quedó en el aire
y allí sigue
mientras en algún lugar
alguien está bailando.


XVI


Se despeinó y salió así
a reencontrarse con los peines que danzaban en la calle
riendo en el sonido del pulcro celeste
que se repetía sin cesar por todas las calles.

Se despeinó y los peines lo atacaron
y él corrió a subirse a un edificio
donde lo siguieron
para desafiarlo a una batalla final.

Y había muchos espectadores
que ya apostaban, que ya se ponían anteojos
y compraban bebidas y gritaban
mientras el despeinado sangraba su piel
por arrojar a todos los peines por el precipicio.

¿Quién ganó?
Nadie porque esto nunca sucedió
según me dijeron
y prefiero creer en eso.


XVII


Una progresión rítmica hacia un no ritmo
¿Qué tan de golpe?

Muy
mucho el golpe
que sangraba las palabras
en las orilla de un mar perlado.

Progresión al desafino
o un malentendido musical
que se expandió por los almacenes de cosas sin nombre.

¿Qué sucedió?

Se abrieron las puertas de todos los manicomios
y los nuevos profetas
nos dieron esperanzas por unos años más.


XVIII


"Pequeño hombre
tenés que abrir las puertas de los manicomios
para que la revolución salga a las calles
y pinte las paredes y las tire abajo
para que todos cuenten sus historias
alzando el dedo a los cielos testigos
de tantas revoluciones de hombres ya
pero esta
pero esta revolución de somos tantos
que no podemos estar equivocados
somos tantos y estamos todos tan igual
que ningún manicomio tiene entrada para tantos hombres.
Ese día, ese día llegó,
si tantos estamos así, entonces,
entonces muchos más que ellos, entonces
no es nuestro lugar tras los barrotes
de las cárceles de la imaginación"


XIX


Yo confundía manos con pies
y orejas con ojos
y boca con nariz

yo todo lo confundía
y había en ese entonces una reglamentación
que tuve que comerme, era simple papel
y apenas voces que no reverberan en un árbol.

Lo oí, oí una cosa que reverberaba en un árbol
oí muchas cosas reverberando
y ese papel no lo hacía. Ese papel
trazaba triángulos tan extraños que no cabían en una mente.
Triángulos tan lineales solo pueden temblar en mi mente,
como un cuadrado perfecto que soñé aquella vez
que no dormí del miedo un año entero.

Porque la prisión está en las líneas
la prisión es una línea
por la que hay que caminar sin caerse.

Las cosas que reverberan
no las tengo ya
pero a cada rato las siento,
las tengo conmigo y sé su sonido
y si vamos a todos los árboles
ninguna de ellas se perderá otra vez.


XX


Se abrió una puerta
y todo se escapó por allí.

Todo está inquieto,
todo quiere tocarnos la piel
y saborear nuestra boca;
todo nos pide el recuerdo de una mañana clara
con las ansias de la sed de las galaxias
con la sed de quedar en la pureza total
del recuerdo de la sal
besando el azúcar.

¿Qué te tocó la piel
y quedará en tu última mañana
cuando la hora se haya cumplido?

sábado, 23 de octubre de 2010

Aire (a G.L.)


Así las cosas
así los vuelos invisibles.

Cuando el mundo aún se desperezaba en el blanco
cuando las aves bostezaban sonoramente

ya crepitaba la pava en el fuego
y en su mano
se sacudía quieto el sueño de la pampa infinita;
en su mirada
se buscaba a sí mismo el horizonte
para aquietarse en el saber
que no sería desarmado
sino solo murmurado
luego de un sorbo
en el mate del silencio de los pájaros.

Así de blanco,
así de simple,
teniendo tierra en las manos
y las almas sonoras de la risa
en la dulce espalda,
así de simple
el sueño de los que se van
despacio
sin que nos demos cuenta de su silencio
y la paz de su saber.

martes, 12 de octubre de 2010

Apuntes sin razón


I

Arquitectos de un cuerpo roto
¿Cuántos ya?

No alcanzan vidas
para un simple y roto cuerpo

No hay en la tierra,
en el fuego no
en el aire no
en el agua
no hay arquitectos de un cuerpo

aunque hicieran
cien soles
doscientos soles
no no no alcanzarían jamás
la simple extensión de un cuerpo.

II

Tengo una ventana
que hoy
me dio dos soles
con la consecuencia
de una sombra en medio
en cada vez
que tenga que pasar
ese largo pasillo
que media
entre las dos incongruencias.

III

Una línea de hombres, una línea perfecta
en la alineación estelar
de los códigos exactos de la nada
entre todos los cuerpos.

Hay una fórmula de seres
para ser invisibles
alineados de una lado al sol
y el último pie
atado a la luna.

Los números, ese día,
deben estar en desbandada
y usar los engaños
para dejarnos el espacio
entre las dos verdades
y caer en la absoluta nada
donde media el mensaje
que no cabe en ninguna palabra.

Prefacio incorrecto


Precedió

en una larga noche, de interminables costados
precedió la voz hacia los pájaros
en el sonoro ahogo de la garganta
en la ceniza constante
que del fuego era expulsada.

La noche de todos los costados
abrió un hueco en el cielo
así como en la arena
y no se pudo establecer ningún nombre
para la estrella naciente
escapando de la procesión
del entierro
en un mundo tan de pies
y de pocas alas.

Todos los ancianos
se tumultuaron en uno
dejando caer la arena
y la adivinación celeste
en el azul más negro
sobre la cabeza de su aprendiz
seco de la sed de las montañas.