Una barca llena de soles
en tu pollera
en tu boca
y el resto es perfume
del sonido de un parpadeo,
y la miel entonces,
en los ojos,
con los soles desparramados.
Y la barca
meciéndonos sobre el mar,
la vidamar,
los ojos,
y los puertos amarillos
para esta tarde que cae,
en busca del otro lado
en tu iris
y en el mío.
miércoles, 2 de mayo de 2012
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