martes, 31 de mayo de 2011

Callan dos

Será que
extasiados del hielo
en recortes lunares,
de pocos días
y las pocas cosas
andamos las calles
simplificados por nuestros saludos
apenas saludos
nuestros simples saludos,
cuando los hielos
y el frío ardor.

Y el hielo en la promesa
que nos termina callando.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Elipsis

I
Tus elipsis en mi cuadrícula de tan infinita
en el borde del todo la finitez
donde me desvía la sal.
Y tus elipsis.
Tus desinencias con las cosas
tu etiqueta antigua
sobre las comarcas de átomos.

La elíptica sombra
entre las dos coordenadas que se buscan
si es que
sabemos pronunciar algo
o si solo yo.

II
La geometría de la distancia
en las cuentas de todos los rosarios
que se desarmaron alguna vez.

Los pasos que doy y el sol va
rápido como tu voz en el día
adelantando las horas que apenas
ruedo de sonoro en la distancia.

E hice el esfuerzo de las manos
de sostener todo lo alto
para contener las agujas que el tiempo
que el tiempo cae,
pero los pies
estaban en otro lado
con su amar el suelo
y despreciar los cantos aéreos.

III
La entereza plácida de las alas invisibles
que adornan los azules con voces dispersas

y tener a todo tan a la ida tan sólo
a la suerte tan cierta
de planear la caída
como un dulce pasar las nubes
con el soplo del susurro
del aire en desarme.

IV
Las tríadas del alba
suman los todos desvelos
las todas tazas de todos tan tardes
simplemente de mirar y mirar
como se mueve todo lo que el cielo mueve
y todo gira
aunque la tríada maree,
aunque la tríada despilfarre tantas almohadas
en las vueltas y el por ahí del final
de apenas una sábana
y los labios mordidos por error
por el error
de las mañanas que pretenden revelar
lo que en el día vamos a perder.

V
Las manos y el caleidoscopio
atravesando las fibras durmientes
de la piel y lo eléctrico suave,
lo eléctrico mágico
de tu caleidoscopio en las manos
atravesando mis mañanas,
ayeres y mañanas ayeres
naciendo en el hoy tiempo,
silencio tiempo.

Pasaron cien nubes
entre las miradas
y cien nubes
desde tu mano y mi mano
y me queda el caleidoscopio
sonando en los campos sinérgicos
de tu magnetismo,
de mi apertura a los días.

VI
Resuena el cielo
con el día en brazos
y la entrega de las llaves solares
para cada savia.

Viento.
Su sonido
por mi mente,
su sonido
por mis temblores
de mirada ante el oro
que luce desarmado en el río
y será que sea
que intente armar el cuadro
en el agua
en la mañana,
en la vida
y su primer suspiro.

VII
Con el pan mojado en lluvia de una vez
allá lejos. por los más inocentes julios,
sigo caminando
buscando lo solar
que seque su piel
que arme el desayuno
de empezar a sonar
en las islas aéreas

tantas

que una sola
entre las grietas
de nuestros gritos
por alcanzarnos
y soltar las cadenas
de los hogares
que deberán crecer
en un mismo rincón,
hecho de todos los rincones,
llevando la leyenda
de los claros días
que tenemos sobre la mesa.

Y todo es aéreo.
Y todo es magnético.