miércoles, 7 de julio de 2010

Improvisemos una nota

Pensemos un color... Bien, el azul puede ser adonde da ese respaldo de sillón, esa caída freudiana que hace que las boludeces de a montones sobre la mesada caigan, y caigan en sus estrépitos de porcelana barata. Puede ser un piano y retrocedamos a lo de antes y empecemos con un piano y ahora sí que la porcelana se rompa y el sillón dé contra la pared y entonces solo entonces quizás pasemos al otro lado, a la otra habitación al hacer un agujero en la pared y descubramos con gran estrépito que está el mismo doctor freudiano que nos empujó en el sillón por nuestros sueños, pero que este otro sostiene la lapicera en la mano contraria al otro. ¿Será que nos dividieron el mundo entre zurdos y diestros? Es una posibilidad, como cuando cada casa sea un país y sean tantos nombres en el montón que ya no sepamos ni el idioma del vecino tan así de los adentros que iremos a pelear...

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