sábado, 22 de enero de 2011

Metamorfosis

Con la punta de los dedos cortó el aire.

Un amalgama de cuentos aún no leídos escaparon de sus prisiones de papel.
Cortaron las sedas sutiles del viejo encanto, pergeñaron las máscaras
con sólo unas rayas del antiguo hogar. Revelaron fantasmas,
apagaron aguas, suspiraron sangre;
la sangre que se suspira de puro olvido
en la dejadez del trigo solitario.

Con la punta de los dedos tomó las puntas del aire.

Se abalanzaron hacia afuera las imágenes no santas
en busca de la santidad
quizás en el terror se dijeron unas;
quizás en la mezquindad, dijeron otras;
tal vez en la pura mirada interminable,
clamaron todas al final
en un coro del sonoro silencio
que desmaya todos los oídos.

Con la punta de los dedos ató el aire a un muelle.

Los sonidos que nadie oye se fueron lejos,
hace mucho,
y cuando no los imagines
se esparcirán por la noche
enredado a los muebles que se inquietan
por el recuerdo del bosque.

Con la punta de los dedos hizo un nudo
y se lo anudó al cuello
y se dejó caer.

Tan sólo
una diferencia de días
para este pasar así
tan cerca del borde.

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