sábado, 29 de enero de 2011

Esfera


Pasó la puerta la esfera en plena pérdida de electrones;

se inquietaron las legumbres apostadas en el techo,
se desarmaron los panales por todas las ventanas,
se sacudieron los peces en las paredes.

La esfera llevaba cinco mil nombres en su etiqueta
y nadie sabía como decirle
que nunca la había oído así,
en el pulular de nombres inconexos
que no terminan que ya
hay electrones desgarrando un ave en pleno vuelo.

Los médicos azules ataron todas las ventanas
y aquietaron a los seres en jaulas de belleza blanca;
diamantes quisieron escapar y se vistieron de carbón,
los tantos que fueron acribilladas en la entrada
que nunca nunca fue salida.

Los blancos radiantes se mezclaron a todos
y poco a poco
los demás colores se fueron perdiendo,
aunque los gritos
ya no existían sobre los átomos
y se perdían en las gargantas aquejadas de luz;
aunque
pudieran abrir las ventanas
en la franca rebelión de los seres,
aunque pudieron
ya la esfera los había amarrado
y dicho el secreto de sus nombres.

La esfera en baile de electrones
cerró todas las puertas
que siempre le pertenecieron...

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