sábado, 29 de enero de 2011

De azul a celeste

La mañana se quitó el azul.

Perdimos las sábanas,
perdimos la almohada,
perdimos los zapatos,
perdimos el techo,
perdimos las puertas,

solo nos quedan las ventanas.

La mañana se bañó de blanco,
intentando sacar los restos del azul
que ya no, ya no quedan
y las estrellas que lo sostenían
se fueron ya.

Hay una ventana flotando en el aire,
en ese lugar de donde lo demás se fue
y no podemos ni peinarnos
que la ventana está ahí,
como esperando, como diciendo
que ella fue la única que estuvo desde el inicio
aunque no la viéramos
o algo así.

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