sábado, 29 de enero de 2011

Amarillo en el sombrero

I

Como no ese amarillo
ese descuidado vaivén de luz
inquieto en la oblicuidad de una caída intrascendente
(para todos los que en ella esperan el gran sonido)

ese amarillo
del pasar así nomás el dedo por tu frente,
llena de rocío,
y aguar los ojos sedientos
del color en esos descolores.

¡Y las mariposas blancas!
Las mariposas de papel
que con tu viento nombre
anidan escalones de aire.

¡Las mariposas!
Las mariposas
en el amarillo
en el agua
y
en tu frente
cuando el amarillo
pasa de mariposa a mariposa
y al viento
en tu nombre

¡En tu nombre!


II

Una dulce mujer
me halló donde el sol se quiebra entre los árboles;
(el sol se quiebra, indeciso de luz y sombra).

Una dulce mujer me halló
con sus flores y yo mi cigarro
con su pollera en color y mi saco en la negra nada
su boca en el rosa y mis labios en la duda

y el camino ondulante se zigzagueaba de árboles
y ella me halló y me dio una flor
para mi saco
y su sombrero
ondulaba sobre sus ojos
bajo el viento, sobre el sol

y tomó hojas caídas
y dibujó un sombrero para mí.

Se hizo un amarillo tardío entre los dos
(rieron las sombras en las cosquillas de la luz)
se hizo una tarde
se hizo una mañana
(rió la luz en la cosquilla de las sombras)
se hizo una palabra hecha de mera luz
se hizo un encuentro en el fin de la comedia
(rieron la mera luz y la mera sombra
persiguiéndose en las risas de las flores)
y ella

se fue
dejándome
su nombre en los labios
y un sombrero
para estos pájaros
que le cantan aún
en medio de este imposible mar
de esta irreal historia.

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