Todo lo antedeluviano se encerró a estar
solo, de árboles y
voy automático
a despellejar ornamentos
que solo no me gustan
y dejo de estar
por querer estar.
Las curvas del aire
no me importan
si no tienen ese perfume exacto
de mi día,
de mi alba
que justo ese día
suelo olvidar en la almohada
cuando mi mente dice
que nada,
que todo queda ahi
en la inocencia que perdemos
de tan rápidos
y tan etéreos.
sábado, 4 de junio de 2011
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