y no lo supiste anotar en la almohada
no lo supiste hilvanar en mis sábanas
que esperaban la mañana que solo gris
y ya nada podía, ya nada
yo el deshilvano, la tarde eterna de espera
de los círculos sellados en los libros
los antiguos, los eternos
y que quería saltarme hacia el vos,
pero no, el sueño puente, el sueño camino,
el sueño vibración límite de dos pulsos
que desencontraron las preguntas
y aún así a las respuestas llamaron
y asonaron.
Saltarme a vos.
Sólo con el título de mi ser.
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