hay charcos ahí, en los pies,
hay mujeres atareadas de lluvia,
hay sonidos abriendo puertas,
hay maravillas de a centímetros
de a poco en la vista, poco
en el mundo.
Caé en mi,
que las montañas sagradas
ya me tienen en su tallo,
con mi renombre hasta la cima
de tanto preguntar,
y preguntar y los fríos
las sombras y el sol lejos,
la sombra del casi cielo,
y vos que caigas,
que mis brazos
a los tuyos
y a los míos
insignias del lumínico fin.
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