miércoles, 29 de septiembre de 2010

Puertas

Dejaba la noche atada a la esfera
cuando sentí un castillo flotando
intentando asirse de mi espalda y llegar a mis ojos
y llegar a mi mano
y subir las escaleras de caracoles a norte a sur a este a oeste
tomar la vara del rey y ser yo mismo
el cuarto rey engendrado en una nube.

Pero la puerta erró el destino
y me abrí paso lejos de allí
en la madriguera de una bestia gigante
latiendo hecha de hojas de diario
y la tinta
siendo desparramada
intentando ahogarme

intenté la puerta
pero esta me erró otra vez
y me enfundó un molino de viento roto
que ya no generaba el viento
de todos los demás.
La herrumbre sobre la piel
me ató al maíz en llanto
escapando por cada ladrillo de ala
y por cada tela de pared.

Me recosté, entonces
sobre la hierba que pude atrapar
en la marcha
de todos los que buscan esas puertas
para ir a lo menos esperado
que simplemente
no acá.

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