pudo sacar todas las líneas que componían su cuerpo
y las arrojó lejos de sí, a un río
que al instante
separó las líneas a lo alto
y se hizo otro hombre
que lo miró
haciéndole saber
que no hay forma de escapar
de su sombra
y que siempre estará el sol
para avisar que está escapando
una vez más.
Y el sol no se detuvo
se imantó con el celeste circular;
ató todos los extremos de las cosas
e irradió los colores exactos
para las cosas en el reposo
de los que nada pueden hacer
por una galaxia entera;
el sol siguió guiando al aire
a ser un soplo
en la nuca
de los desprevenidos.
Un hombre desató su cuerpo
pero
las líneas lo amarrarán al final.
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