
¡No hay bordes!
La galería se despilfarró de ausencias
de ausentes inclemencias temporales
para la exactitud inexistente
en la irrealidad de la irrealidad necesaria
para descerebrar las encomiendas a un paseo luminoso
cual ardor enceguecido de invierno
Quise
desencadenar la luz
y no había
zig zag ni oblicuidad
no había desbordes
no había sino la exactitud de las líneas invariables
que dan nombre a un cubo extendido
de kilómetros de ausencias
ausencias de las formas que da la piel...
¡No hay bordes!
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