No pudieron preguntarse
que tanto era
que de golpe los suicidios crepusculares
dando al suelo su golpe húmedo
se removieron
y ya ni tumbas que ocupadas ya están
las alturas las más alturas
y los megáfonos disparando nubes
disparando nubes y las cenizas
las cenizas a nuestros huesos
a nuestros aires
y a los otros
a todos desde megáfonos en fuego
de los deberes y los miedos
de los deberes y los miedos
de los deberes y los miedos.
Mientras los suicidios crepusculares
tapan sus caídas bruscas...
Y no se pueden preguntar
entre los dos acordes insoslayables.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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