lunes, 28 de junio de 2010

Viaje




I

Y el porqué
no pudo soltarse en el río;
se enfrascó en la ribera
y no se atrevió a saltar.

Pero alguien oyó
y del olvido trajo
un barco derruido
para aquellos que...

II

Y se detuvo en la espuma
lejos del sol
se humedeció tarde en la tarde
y bajó él
a juntar las piedras
para armar el tótem
que le habían requerido
allá lejos
le requirieron
todas las piedras
que sin detenerse pudiera hallar.

III

Barco
y la vela flamígera
que no se detiene
que el viento no abandona
barco incesante
en busca de una palabra
perdida en el viento
que ya las rocas no sirven
nada se halla bajo ellas ya
barco para llevar los desvelos
a algún lugar
donde tengan algún sentido.

IV

Tarde en el día
de tan día noche
en la vela más alta
bailó la bruja
que lo adormeció en la visión
de todo lo equivocado
y le hizo ver
que sus dones ya poco tiempo
lo habitarían
y no
y durmió ya no
no durmió más en la prisa
por retener al menos las palabras suficientes
que pronto olvidaría.

V

Buscó la isla sola de mar
la isla en la mañana
o tarde
o quizás noche impredecible
en que se tiñera rosada
para el abrazo perfecto
que soñó que
relataba en pequeños esbozos apenas
sin dar con la forma
elocuente de una historia hacia un fin
que lo retuviera un poco más.

VI

Se extendió en la proa
se desestimó de cuerpo
y bajo las golondrinas inacabadas
trazó un rostro de nubes
para confundir el alma
tras la tarde de licores
y sacar la impureza de las entrañas
aunque sólo
si eso del irremediable
nombre
repetido por cada ave
caída en vuelo iluminado.

VII
Preguntó al viento
preguntó al mar
preguntó a una nube
preguntó a un ave
preguntó a la madera
preguntó a la vela
preguntó al sol
preguntó a la luna
preguntó al simple aire que no corría
preguntó a la espuma que escapaba del mar
preguntó a todo cuanto allí en su barco
preguntó por la posibilidad
por si una historia así
pudiera relatarse
para algarabías de las ellas
que, iluminadas,
pudieran sacar de su luz
un dulce relato
comenzado con su nombre.

VIII
Dió con el nombre
la forma última
que solo esbozó en largos sueños
interrumpidos por los escapes
que le infundía el cielo cambiante
y las tardes en caída.

Oyó el nombre
lo alcanzó en el viento
y se perdió saltando
del barco a unas nubes
en suave ascensión
hacia donde no lo vi más

y aún espero esa respuesta
para su dulce cuento
si dulce al fin me salvará
de todo lo que no deseo que sea...

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