miércoles, 9 de junio de 2010

Un paseo del alba



El alba se destejió en tu pelo
la mañana en que viniste
a juntar mis viejos cuadernos
cuando yo aún dormía
en el plenilunio de las palabras enredadas.

El alba entró en puntas de pies
tintineando en tu voz
de la inaudible sonoridad
de tu piel mecida en el aire.

El alba vino en tu bolso
junto a las hojas que nunca escribí
pero esperan
nuevas irrealidades
en nuestra realidad más cercana.

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