lunes, 28 de junio de 2010

Abrasión




La abrasión entrecerró los ojos
al alzarlo en la apoteosis
llevando la más brillante antorcha
que se pudo ver
que se pudo ver
destripando un jamás.

La abrasión lloró en los médanos
una vez de la caída
por cuanto de bello
casi esa única palabra
entre rey y poeta
que pudo destruir
solo con su nombre.

La abrasión se fue de pena
y otros más
que
ya el espectáculo más grande
que los siglos podían dar
recompusieron las tripas
y el jamás se volvió a sentar
de cómodo en su esfera.

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