viernes, 25 de febrero de 2011

MI casa dulcinea

En mi casa desarmé un barco
y se lo di a comer al viento
que luchó con el agua
y con los políticos del año.

En mi casa ella quiso cenar un árbol
y ya en la ventana estaban los comensales
habidos por las sobras, habidos del hambre
de las cosas que los demás no pagan,
las cosas que los demás adeudan.

Yo no quise árbol para la cena,
pero las botas vinieron
y declararon un árbol
y declararon una cena;
declararon todo
y sus pisadas eran fuertes
cuando los políticos habían llegado,
pero el viento ni los miró
y se abrazó con el agua,
en mi ventana
que ese día se hizo más grande
y me comió toda la casa.

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