jueves, 24 de febrero de 2011

Final


El jardín roto de tiempo,
la labranza olvidada

ni siquiera las flores.

La herrumbre imaginaria
de un portón que nunca
pero sí, para rechinar
entre las nieblas desperezándose
que llegó el día.

La voz poca de la oscuridad,
del cigarro encendido
y hablar con un ramo en la mano
y el negro en la ropa.

A las difuntas almas
que te acordás
y la batalla
del siempre fuego de los hombres.

Mi idílico vos ahí arrodillada
frente a la tumba con menos flores
mientras en el derredor hay más color
y más gente
alegrando el recuerdo de lo que fue
pero nosotros
solo esos dos silencios
de las palabras secas
y la húmeda atmósfera.

A las difuntas almas
un dejo de frases sueltas.

A nosotros,
sólo ese rechinar de la puerta
en cada una de las partidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario