martes, 8 de febrero de 2011

En los ojos

Me avine a la entrada a tus ojos
porque derramé algo, porque seguí algo
algo que me nombró primero en el momento
en que el farol se frustró, solo de noche.

Adelanté el pie errado
porque temí la inconsistencia del puente flamígero
aunque me digas que después el agua
la tanta agua.

Qué fue lo que sacudió mi cerebro tan así
bien no sé de esos pájaros alocados
que inquietan las ramas más bajas
aún sabiendo del miedo de otros
pero ah, si, de las vibraciones
que se hallan encolumnadas en un libro
como la vieja sapiencia
adquirida viejos tiempos tan.

Hay un sendero que no se ilumina aunque yo sepa
aunque adivinara antes la especie del anhelo,
el estilo del suspiro,
la tenaza de los no, de los quiebres esos
que tanto te azurdan la mano
que tanto no me dejás
caminar ese puente porque decías se quiebra
porque decís ya no, que deje
los zapatos del otro lado
que mejor que otro lugar.

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