por tantos ojos pálidos
durmientes soleados
¡amnistía para las creencias!
Yo bien lo supe,
queridos postrados
y heridos de solo mantas
y hielo en las yemas,
yo bien lo supe,
cuando los quisieron asustar
aquella vez, recuerdo,
alarmado de sus demoras
en las tareas amarillas de ese día,
alarmado
y tan hueca su arcilla
ese día, ese día
los dejé a mi miel invisible
entre los átomos espectros de mi mente
fieles a una idea
tan vaga que aún no sabrán
(y ya no, no más),
no sabrán que una idea
dura
lo que este viento
que ya...
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