a siestar las indulgencias
que se apaga lo santo
para tu nieve y sombra,
hélade,
sombra no existe
adalid los vientos,
por esta vez,
tan sombrío señor
que aún sabemos
de tu amnistía
que por lo aérea se sabe sola
entre los demases idóneos
a estas filas,
a estas huestes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario