viernes, 31 de diciembre de 2010

Nochedía

El simple placer de atarse
por el exceso de la desatadura
en el borde de la nochedía.

El simple exceso de lamentarse
por la escucha del hilo
amarrando lo que queda
en la nochedía del borde.

¡Ah, de las oscuras voces que antes nos complacían
para quedarse ahora en el gris de los nadas
y las simples posibilidades
que le damos a la muerte y a sus máscaras
para reír, sonoros, en el borde de todo
de todo lo que queremos tocar
y no nos atrevemos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario