viernes, 31 de diciembre de 2010

Calles

Las calles solo tienen un sentido
y no hay giros posibles
en las dos dimensiones
de las palabras que se repiten
inentendidas
por todo el gris opaco
que el sol no se atreve a tocar.

Salí a caminar por la calle que yo me sé
salí y encontré un cementerio de perros a cada lado
y una alquimia de forenses en círculos
que exorcizaban la llegada de un mesías
del que nada se sabía.

El sol no se atreve en las gabardinas negras
aunque sus rayos se le rebelen
el sol no mira y se pone sus gafas
de deuterio incandescente
obviando las asperezas de lo oscuro
que le repugna el simiente.

La calle que yo me sabía la perdí en una página cualquiera
del libro de arena que nunca acabé
por la magnánima empresa que un solo hombre no;
algo cambió en el trazado del cielo
algo me amarró las cosas amadas
y las llevó al rincón sucio
y ahí las escondieron,
pensando que yo no...

Y entonces empecé a correr alzando los brazos
como un ave,
entonces grité
entonces empecé
no sé si mañana o pasado
pero empecé
la revolución sensible
que pretende lo que la electricidad nos quitó.

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