lunes, 30 de enero de 2012

Paraísos artificiales

I
"La escalera no existe
la ventana no existe

el caleidoscopio es interminable
y somos muy lentos"

Se despertó en medio de la nada del hogar
afuera nada pasaba
en la casa nada pasaba
en el mundo nada pasaba

en ningún lugar
solo este simple levantarse
y hacer lo de siempre
el mismo orden
y la seguridad del aburrimiento,

y el humo de la taza
"para una vez de este día el fin
arrancar la puerta y las ventanas
y beber todo lo que los caminos traen".

II
¿Cómo se quiebran
los bordes del alma?

¿Cómo se deja
que un poco de nuestra sangre
toque las cosas
y las devuelva a nuestros átomos?

El cuerpo,
lo que creemos los cuerpos
son las jaulas que nunca debemos romper
porque
los ojos
son demasiado difíciles de atravesar
sin quedar desarmado

y errando los deseos del alma de enfrente
que sabemos tan mal que no
que el sí
es ese azul que no sabemos ver.

III
El alma rota
y el desánimo de nuestras manos,
la mirada perdida en el rincón más vacío de la pieza

el cansancio
de soltar las amarras
buscando el dolor
un poco

para enfrentarlo
con posar la mirada
en algún lugar cálido

... lejos de esta parálisis
de no desear ningún lado.

IV
"Somos tan poco,
tan corto nuestro mensaje

que ya luego de lo dicho
y la persona nos queda mirando,
absorta de nuestra pequeña verdad,
entonces,
ya no tenemos más nada para decir.

La desnudez
de no tener un nombre sobre el propio
y así la ciudad nos pueda dar un lugar
que si no
llevaría mucho tiempo conocerlos a todos."

IV
Esta día,
esta hora,

mágicas,

exigen olvido

si que es que queremos
repetir la fiesta

la nebulosa
de nuestras sonrisas.

V
La espera
el tiempo arrancado a nuestras manos

y la arena llueve por todas las cosas,
ralentiza nuestro inmediato círculo
y todo se cae,
por el peso de los átomos
tan pocos

la espera nos suelta frente al castillo
de todos los males, todos lo no
que la gente se dice,
y nos inquietamos
por cada mano, por cada pie
en la extraña danza
de esperar
y saber cierto un lugar.

VI
La sensibilidad al límite
no hay otra manera
que desandar toda ruta prefijada
al límite de no mirar atrás

un poco de no hacer caso
y otro de hacerlo
a otra cosa más.

Y el misterio
de los que han sido extraños.

VII
"En el centro del mundo
hay un árbol de manzanas

en el centro de todos los caminos
que se mide con los pasos de cada uno
de todos los seres.

En el centro del mundo
por los caminos
hay árboles de manzanas."

VIII
Ojos en las montañas,
gigantes,
que te ven pasar
con el cielo arrastrándose
como una sombra,
detrás.

Adelante un tibio azul
y ahí van los pies
sobre la tierra árida

(los peces en el aire
el mar en exageración de su brillo)

la mirada
y todos los finales juntos
en este paso simple
de vencer a la noche.

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