Todo el desorden
al irte,
la carrera incansable de cada mañana,
cada sol a tu exilio
la desnudez de tu campo
infinita apertura
los pies sueltos
a enredar el pasto
a su estela
el viento
prestando atención
y viéndote
exiliada, blanca,
lejos del desorden
en el orden
del siempre adelante
aunque yo
simplemente mire
aún tengo
tus formas en la casa,
intocables,
por el tacto mismo.
miércoles, 25 de enero de 2012
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