Y una broma se le escapó a un dios,
sin quererlo
y creó nuestra piel para el sabor
y darnos el sabor del metal
para esa piel
y darnos el sabor de tanto
para tan poca porción
que nos aplasta
al intentar asir
todo eso que dejó desperdigado
para luego decirnos que no
y seguir la risa inabordable
que ya es algo serio.
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