lunes, 13 de febrero de 2012

Aéreas

I
Lo aéreo tan cerca
y veloz, al otro extremo

desenlazado de las hojas
al destiempo más sutil en el tiempo

el deshielo, la fugacidad

mis dioses de piedra
anclados al río

(la espesura del día
lo inabarcable de la noche)

ya no soy viento,
no hay más nombres en mi santuario
destruido por la paciencia,
la más insana paciencia
de juntar arena

y hay tanta por juntar.

II
Uno olvida a sus dioses
en tierras extrañas
sumergidos a la noche,
el invierno desconocido
lejos de las formas quizá amadas
quizá formas en la noche

uno y los dioses
se separan
por la simetría de los astros
el cielo en diagonal a nuestras manos
tan pobres
y necesitada de los viejos vientos.

O no
y abrazar la salvación
un alba,
con los olvidos
y las carnes despiertas.

III
Espero
con el rayo en la mano,
espero,
con la arena perdida por toda la casa
atravesado por el sol
que una mañana
vino así, tan simple;

tengo el rayo en la mano,
desarmándose
y las hojas odiando la electricidad
que vibra en todos sus puntos
haciendo a la nada
al perder toda la sangre blanca
que aún quedaba
de tierra
y cielo.

Espero,
sin esperar,
espero,
dejándome caer

por las palabras
que borro de mi viento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario