lunes, 26 de marzo de 2012

Invisibles

I

Sin ventanas
sin lunas
sin soles

los días innecesarios
en que escribe las paredes rotas
de tantas paredes apiladas

arabescas medidas
un punto marcado con los ojos
cada vez más ínfimo

el afuera crece
en la magnitud que las cosas separan.

II

Universos sin guardar,
pálidas noches de cansancio sin sentido;

él traza los bordes blancos
en las cosas que más ama
y alguna ella pide silencio a la plegaria;
de idiomas distintos,
en la babel más infame.

Universo uno de los rizos de la tarde,
el otoño todopoderoso de los perfumes olvidados;

universo dos
la misma desesperanza
que ya ni las mentiras lo soportan.

Universo tres
de caído en la cama,
pensando solo en la ventana
que ahí, quieta, nada dice
y entonces
caído en la cama,
nada sucede
ni sucederá

hasta el siguiente universo
que pronto olvidaremos todos.

III

El mundo estático
este momento
de canciones que nos quiebran
que nos rompen
por un instante todo quieto

instante mirar todo

del mar
al mar,
de orilla
a la más distante piedra en la arena

la estática de los astros,
el dibujo imposible
de todas las ruinas juntas
aplastando los palacios
en la ceremonia secreta de la locura
de todo el mismo punto
y otra vez.

Violenta estática
de cerrar el puño mundo,
manchar el futuro de sangre.

IV

Sin nombre
nada pueden hacerte,
sin número,
sin posesiones,
sin piel, ni carne;

parecerte a la nada
en el desprecio de la existencia de las amarras,
pudiendo ser todos lados
al desamarrarte, al dejarte, al soltarte
todo lo que la gravedad ama,
y hiere en su casa de piedras
que nunca huirán, que nunca
sino con los años de volverse polvo

y querés todo ya,
todos los lados
de tu no cuerpo,
tu huida infinita
para ver todo
y ya no tener nada para.

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