En los brazos la geometría de las paredes del más allá;
en el agua
los triángulos sagrados de la inconsciencia
de no saber y sentir
en el exacto opuesto
en el equilibrio
de la marea
las madres de toda soledad
en la playa de mármoles rotos,
por los años,
los amores, las plantas que siempre,
los antiguos palacios
que siempre caen
y el tiempo
del verde de lo que queda de vida.
Los mares despertaron
con el alba roja sobre su seno,
sobre su llanto de pura vida,
su secreto de las exactas mareas,
exactos nombres por cada cosa cada vez
que toca otra
y busca la armonía
en el fondo
de sus ojos de agua
con el color
que alguna mirada le deje caer.
martes, 14 de agosto de 2012
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