El pulso de la voz
d e s a r m á n do se
,hilo roto
de los posibles finales
y reencuentros de días perdidos en la ventana,
viendo el sinsentido de las hojas
con los ojos equivocados
de la noche que devora,
del día que teme;
el cúmulo del instante
sobre sí mismo
aplastándose, cerrándose,
atrapándose,
con todos los pinceles de la aurora
del día desnudo
que se nos va tan rápido
y sólo la aurora,
en el borde de los ojos
cayendo por la boca
por los brazos
por las manos
por las piernas
por los pies
por todo los intermedios
que el tiempo no sabe tocar
y no nos dice nada.
martes, 14 de agosto de 2012
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